“La feliz” no para de crecer y la falta de planificación en arquitectura produce pérdidas invaluables respecto al patrimonio, que forma parte de la identidad de nuestra ciudad. Charlamos con un especialista para conocer cómo llegamos hasta aquí, y evaluar la historia de una ciudad marcada por la costa y el mercado inmobiliario.

En el centro de Mar del Plata los edificios y los chalets, codeándose por mantener su lugar y su presencia en un sitio que cada vez tiene menos lugar para el patrimonio. “Hay una regulación muy poco eficiente en cuanto a patrimonio, hay sectores y casas declaradas, pero los grados de protección son ínfimos para la voracidad del mercado”, alertó el arquitecto Pablo Mastropasqua, parte del  Colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires Distrito 9. En la institución, se trabaja en el Patrimonio Urbano y Paisajístico con gran atención. Pero, ¿qué es el patrimonio y cómo se cuida en Mar del Plata?

“Nuestra ciudad es muy singular respecto a su historia patrimonial, está bastante marcada por la destrucción de su patrimonio arquitectónico y urbano en distintas épocas, realmente ha tenido épocas de construcción de la ciudad de apogeo que, si bien tuvo su lado bueno como es el trabajo para la gente, la matrícula de arquitectos/as y la industria, también hubo muy baja planificación”, detalló Pablo Mastropasqua, Doctor en historia de la arquitectura del Arte.

Durante este proceso de crecimiento, se distingue la primera época conocida como “La Belle Epoque”, en donde veraneaba la oligarquía terrateniente que hacia una contra temporada con las playas de Europa, principalmente en Francia e Inglaterra. “De ahí vienen los nombres de nuestras playas como la Bristol o la playa de los ingleses, pero principalmente se hacían viviendas de gran categoría y de gran calidad constructiva que son algunas de las que quedan como museos en la actualidad, como la Villa Ortiz Basualdo, Villa Normandy y casas de gran escalas, algunas ubicadas en la loma de Colón o zona Los Troncos”, detalló Mastropasqua, y resaltó que de esta época, parte se conserva pero mucho se perdió.

 

Durante este periodo también se construyó patrimonio “chaletero domestico”, que es contemporáneo y posterior a esta época mencionada. Sin dudas la ciudad a cambiado a lo largo del tiempo, por ejemplo, Mar del Plata tuvo más de 3 ramblas en menos de 150 años: primero fue un espacio de madera, posteriormente una rambla afrancesada y después la rambla actual de Bustillo. Incluso, llegaron a convivir los restos de una con la creación de la otra, hablamos de la afrancesada con la actual.

En otras ciudades del viejo continente, hay ciudades que tienen construcciones de entre 900 y 700 años aun en pie. “Es otra realidad, son ciudades museo”, advirtió el especialista a MdpYa.

Una segunda etapa de construcción y “destrucción” de patrimonio, contó el arquitecto, es la época del turismo social y de propiedad horizontal, en donde se comienza a ver la construcción de edificios y el uso especulativo del suelo, que brindó ejemplos de patrimonio moderno como la Galería Rivadavia o el Terraza Palace.

 

“La tercera etapa se ubica desde el 2004 hasta la actualidad, en el nuevo auge ligado a construcciones de cierta especulación inmobiliaria y de valor de suelo, de gran categoría de edificios departamento en áreas que era residenciales y se podrían haber tenido cierta consideración por el COT (Código de Ordenamiento Territorial). Esta es nuestra historia, en donde a veces tratamos bien y en otras destratamos al patrimonio”, resaltó Mastropasqua.

Por otro lado, también se resalta en “la feliz” un valioso patrimonio industrial, el cual es “ninguneado o menos valorado porque no es tan bello en lo decorativo, en comparación a otros patrimonios”, consideró el arquitecto. En estos puntos podemos destacar, por ejemplo, la Usina 9 de julio del Puerto. Sobre este punto, destacó que el patrimonio industrial hace muy poco tiempo que se le empezó a dar valor de historia productiva y de identidad.

“Hay mucho patrimonio que tiene años y es arquitectura muy buena que habría que recuperarla”, aseguró a MdpYa

¿Cuál es la importancia del patrimonio, en referencia a la “identidad” de una ciudad?

“Uno de los rasgos de las ciudades que tienen identidad es su característica urbano-arquitectónica, las identidades mas claras que mas tienen permanencia y pregnancia, son esas. Tenemos una ciudad chaletera, de techos rojos en los barrios, que por suerte en gran parte se mantiene y que tendría que tener una mayor proyección legislativa, no legislando casos individuales de viviendas destacadas, sino protegiendo áreas”.

Pablo destacó que además nuestra ciudad encuentra su identidad “en el paisaje costero, su arquitectura vernácula, sus parques y paseos ligados al sistema de trazado de retícula, con sus plazas de cuatro manzanas y con una secuencia numérica en cada avenida que es muy interesante. Mar del Plata tiene identidad de ciudad pampeana que tiene la característica que toca a borde costero, es decir, no es lo mismo que Balcarce, Tres Arroyos o Madariaga.”

Mar del Plata, en 50 años

“Lo que le falta a la ciudad es empezar a distribuir mejor el desarrollo de la ciudad, que esta muy ligado a intereses inmobiliarios y poco a intereses urbanos arquitectónicos de la población, en donde no están opinando los que saben, sino los que compran y pueden pagar, así, se esta dejando en manos esta expansión de la ciudad a lugares que no tienen infraestructura como barrios cerrados que se lotean en áreas rurales y después se debe llevar agua, cloaca y luz como si fuera una obligación del Estado, teniendo sectores urbanos que necesitan desarrollarse con planificación”, contó el también referente del IHAT (Instituto de Hábitat y Territorio del Capba 9) y asesor de la comisión de monumentos, sitios y lugares históricos, Pablo Mastropasqua.

En las grandes avenidas como Colón, Luro, Independencia y Libertad, entre otras, pasando el área céntrica bajan su densidad en gran medida. “Tienen una centralidad y tienen todos los servicios como transporte. Esta expansión urbana que tenemos esta haciendo un desastre urbano en las distancias y los tiempos, lo que siempre se criticó de Buenos Aires en donde se tarda dos horas en llegar de casa al trabajo, todavía no pasa en Mar del Plata, pero la dispersión urbana produce esto, nuevas centralidades que no están mal, pero deben ser planificadas”, alertó.

Desde MdpYa consideramos que en una ciudad marcada por el turismo y el mercado inmobiliario que tiene precios desorbitantes para el alquiler y la venta, es preciso poner el ojo en este tema, para que no sean siempre los que tienen el capital quienes conduzcan una ciudad y manejen respecto a sus intereses el futuro del patrimonio y la identidad de nuestra querida Mar del Plata.