El acto inaugural se llevó a cabo ayer por la mañana y estuvo encabezado por el intendente Carlos Arroyo, el secretario de Salud, Gustavo Blanco, y el secretario de Obras y Planeamiento Urbano, Guillermo de Paz, entre otros funcionarios y profesionales médicos

El intendente recordó que la primera vez que ingresó al Centro de Salud Nº 1 y las sensaciones que le produjo, en el año 1951, el intendente manifestó que “cuando me tocó hacer la plataforma de gobierno para el caso que fuese elegido intendente lógicamente pensé mucho qué poner primero. Lo más importante era -evidentemente- la salud. Como director de escuela aprendí que no se puede enseñar, trabajar ni hacer nada importante con personas enfermas. Lo más importante que puedo hacer por la ciudad que quiero es luchar la salud de Mar del Plata y Batán”.

Hasta ahí todo un encanto. El problema es cuando llegó a La Plata el mensaje desde el ejecutivo que no iba a permitir funcionarios provinciales en el acto, intentando de esta manera de neutralizar la presencia de Montenegro en el lugar.

Allí comentan las fuentes que la gobernadora trinó de lo lindo: «Nosotros pusimos todo el dinero y no podemos inaugurar una obra en plana campaña?!?» se oyó decir. Y no era para menos. Un trabajo en conjunto entre municipio y provincia que se termine y finalmente, como pocas veces ocurrió durante la gestión actual, se pueda inaugurar no era para despreciar. Sin embargo, a pesar de los consejos que le dieron, el jefe comunal se mantuvo inflexible. No entre nadie.

Conclusión: Si había alguna posibilidad de convivencia entre ambos estados, el municipal y el provincial, ya no existe motivo alguno para sostener un vínculo que entienden el mismo jefe comunal con sus actitudes, lo terminó de romper.

Cosas que suceden en el mundo Cambiemos cuando hay una inauguración por delante y no están todos en la foto.