El anuncio de que el espacio no volverá a abrir sus puertas se conoce en pleno primer fin de semana de la segunda quincena de enero, días que, en otros tiempos, solo eran sinónimo de recaudaciones récord.

“Lo que no pudo la guerra de Malvinas, ni los militares, ni la maldita policía, lo pudo un juez influenciado por los fiscales de la AFIP, que le contaron el cuento de la asociación ilícita como si fuéramos unos delincuentes. No entendió el derecho al espectáculo y como no lo entiende, lo rompe”, dijo a este medio Eduardo Aracil. Y agregó, para no dejar dudas: “El que mató el negocio fue el fundamentalista de Santiago Inchausti”.

Aracil se refiere a la investigación que lleva adelante la Justicia Federal y que el año pasado determinó el procesamiento de los dueños del boliche y a otras personas por el delito de asociación ilícita fiscal con la que habrían realizado maniobras de evasión tributaria entre 2003 y 2014 mediante la interposición de personas físicas y jurídicas con la finalidad de eludir el pago de tributos nacionales

El aumento en las tarifas de los servicios también terminó por sepultar cualquier anhelo de volver a inundar el aire de música y diversión. “Llegaban $160.000 de luz y $80.000 de agua”, contó.

El ocaso de un complejo, que en algún momento fue sinónimo de salidas inolvidables con amigos, primeros besos y hasta desencuentros amorosos, concluirá con la demolición de su tradicional estructura